jueves, 11 de diciembre de 2008

Hasta luego..

Suenan las campanas din-don-dan las agujas del reloj reposan bajo el numero tres, una fuerte agitación se produce en mi pecho, en un abrir y cerrar de ojos mi realidad estaba a punto de cambiar. Trate de tomar distancia de la situación, a pesar de mi agotamiento interno; cierta fuerza interior no me dejaba caer y pernotar ante tal realidad, algo me sostenía rígido de pie enfrentando con una cara ruda ese preciso momento, algo inentendible y difícil de explicar porque mi alma estaba desgarrada y sabia que ni una gota de nada iba a poder remediarla o curarla.De pronto y en un instante me encontraba perplejo con mis ojos tenues observando las orillas de la cama, veía como poco a poco su respiración se iba apagando, fue entonces que tome su mano y la aferre a mi pecho con la ilusión de nunca tener que separarme de é con el deseo de poder tenerlo siempre entre mis brazos sin tener que dejarlo ir. Posé mis labios sobre los suyos queriendo poder entregarle un suspiro de vida por un instante me parecía creer hasta en el cuento mas tonto donde el príncipe besa a su doncella y le devuelve su existencia, pero escondí mi llanto porque aun la sentía, todavía su boca cubría la mía, me silenciaba porque sabía que las mejores palabras de amor están entre dos personas que no se dicen nada, que solo se miran, sabiendo lo mucho que se quieren las dos, no midiendo su amor, si no aceptando que nunca volverán a amar de esa manera. Pero no tuve otro remedio que comprender que era una realidad que me acechaba, que ahora tenía la oportunidad de estar frente a ella y que debía respirar toda su esencia, sin dejar escapar ni un poquito de su aroma, quería llevarme todo el aroma de su piel en mis manos, porque en fin sabia y comprendía que el escenario comenzaba a hacerse presente. Las agujas del reloj seguían dando vueltas aunque para mi el espacio se había detenido, eso no significaba que la hora se allá parado, pero no dejaba de sentir que el tiempo se había atascado en un punto, como una piedra, como una gota, como una perla ¿pero que sensación era esa que me abordaba? sabia que una parte de mi me había abandonado, sabia que una parte de mi descansaba junto a ella y era la mitad de mi corazón y de mi vida.Esa sensación de agonía que sentía que me helaba la sangre, pensaba en que extraño se me hacia todo, en que insensata me parecía la vida, si había algo que no podía comprender era ¿por qué? si juramos eternamente ante dios acompañarnos toda la vida, ¿por qué ahora tener que separarnos?, ¿por qué tener que decirte a díos?, ¿por qué todo principio tiene que tener un final? Hoy comprendo que de nada me sirve cuestionarme una y otra vez estas cosas, pero si hay algo que me otorga felicidad es poder responderme y asegurarme que mi amor hacia ti es eterno. Que horrendo se me hacia el tiempo sabiendo que debía aceptar ese crudo destino, pero no lograba acostumbrarme a él, aun seguía gritando y pidiendo tu presencia, tu mirada, queriendo decirte lo mucho que te extrañaba y me ahogaba en mi llanto pensando en si me podrías escuchar. Sabia, que tenía que cortar el hilo, sabia que tenía que dejarte, me sentía como una niña, una niña desolada, perdida, como si un destello de miles de apuñalas hubiesen atravesado a mi corazón, un corazón que solo latía con el único fin de subsistir. Pero entendía que el tiempo se vuelve demasiado lento para alguien que sufre, sabia que para mí el día mas triste de mi vida era tener que separarme de ti, aceptando que sería el único motivo de mi nostalgia.El tiempo paso y el momento llego, te dije adiós, encerrada en mis pensamientos me despedí de lo más hermoso que existía en mi vida, al mismo tiempo mi más hermoso sueño moría en ese instante dentro de mí, te dije adiós mi amor, pero luego y al fin comprendí que era solo un hasta luego…

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